Crecí junto al mar, y eso ha moldeado todo en mí: quién soy y cómo enseño. Mi experiencia se basa en años de natación; comencé a competir desde muy joven y más tarde me convertí en triatleta internacional. Entrenar y competir en el extranjero me permitió trabajar con entrenadores increíbles que ampliaron mi comprensión sobre el rendimiento, la técnica y el aspecto mental de la natación.

Cuando finalmente dejé de competir, estudié Ciencias del Deporte en la universidad, especializándome en entrenamiento y psicología deportiva. Mi tesis se centró en el perfil de los estados de ánimo en los nadadores, lo cual me permitió comprender profundamente cómo la confianza, la concentración y la mentalidad juegan un papel tan importante como la capacidad física. Con el tiempo, he desarrollado una gran pasión por ayudar a nadadores de todos los niveles — desde principiantes que buscan superar el miedo al agua, hasta atletas experimentados que quieren perfeccionar su técnica en aguas abiertas. Tengo un ojo muy atento para los detalles del movimiento y la forma.

Lo que me hace diferente es que he vivido este mundo: como atleta, como entrenadora y como alguien que realmente ama el mar. Paso horas cada semana en el océano con mi familia, y he aprendido a entender su ritmo y su belleza. Para mí, nadar no se trata de esperar condiciones perfectas, sino de aprender a moverse con seguridad y confianza en cualquier entorno. Creo que todos pueden aprender a nadar bien. No se trata de perfección, sino de conexión: con el agua, contigo mismo y con la libertad que la natación ofrece.